New Discovery: The Midnight Hour

 

The Midnight Hour, un proyecto musical que tuvo origen en  con gran envergadura orquestal, viene a recordarnos aquellas sesiones dialécticas que el jazz y el soul tienen desde sus orígenes e, incluso, de cuando comenzó a ser una síntesis del espíritu de la calle, por allá en los 80’ y 90’, con las primeras manifestaciones del hip-hop. Dicho proyecto ha sido desarrollado y realizado por el neoyorquino Ali Shaheed Muhammad, un DJ y rapero muy popular en el escenario urbano por ser parte del legendario trío “A Tribe Called Quest”, y el compositor, productor y arreglista multidisciplinario, oriundo de Los Ángeles, Adrian Younge.

 

Ambas mentes creativas habrían comenzado The Midnight Hour en el año 2013. Sin embargo, tuvieron que hacer una pausa creativa para atender otros tipos de proyectos de gran importancia y peso, aunque ello nunca fue motivo, ni causa, para abandonar o dejar caducar la realización de tan excelente material. Es por ello que, cinco años más tarde, The Midnight Hour logra dar con un lugar en la lista de logros de ambos artistas y resulta en un hermoso regalo para el fandom del jazz y el funk.

 

The Midnight Hour es un álbum homónimo que es esencialmente jazz, soul y hip-hop, en el que una instrumentalización bien ensamblada da lugar a composiciones absolutamente ricas en ritmos e intenciones, por lo que se podría decir, desde los primeros diez minutos de reproducción, que efectivamente es un resultado musical “high quality”. Y es que, para sorpresa de algunos, la influencia de los sonidos que han aportado algunas figuras del medio,

como CeeLo Green o Eryn Allen Kane – quienes forman parte de las colaboraciones del álbum – se hacen notar al aportar interpretaciones frescas pero sólidas respecto a cada una de las piezas en las que participan. Además de todo, es preciso resaltar un hecho: The Midnight Hour es una exaltación lírica y poética, una suerte de oda, de la sofisticada cultura que ha sido legada por el Harlem Renaissence para su gente.

 

El sonido que ofrecen Ali y Adrián con The Midnight Hour, en compañía de un excelente cameo de intérpretes, ubica al espectador en un ambiente un tanto complaciente, dedicado a consentir el oído melómano que gusta de los ritmos híbridos que ofrecen los géneros expuestos a lo largo de toda la obra; un sinfín de contrapuntos y disonancias, que han sido dispuestos de forma específica, disimulada e intencional, bien sea en una batería, un piano o algún instrumento metálico, hacen del sentido del audio, una vivencia sofisticada para los fanáticos del jazz, jazz hop, funk…

 

Por otro lado, puede que aquellos escuchas con un oído quisquilloso, puedan dar cuenta de cómo algunos elementos transculturales se adhieren en algunos fragmentos de toda la obra. Un ejemplo de ello podría ser al inicio del álbum, en la canción “It’s You” donde participa el cantautor y productor Raphael Saadiq, ya que no solo se aprecian unos aplausos como apertura desde el inicio, sino que también pareciera sonar algo muy similar a una cuica brasileña durante un tiempo considerable de la misma; este fenómeno se presenta en todo el álbum de forma diluida, permitiendo que el concepto de la obra no se corrompa, ni se disperse. Uno de los logros más significativos de toda la composición, sin duda alguna.

 

The Midnight Hour cuenta con varios colaboradores. De hecho, en catorce de las veinte canciones se pueden apreciar el aporte vocal de algún intérprete, por lo que, sin necesidad de comprometer el track del álbum, cada canción suena como una pieza única y distinta de las demás, pero sin dejar de formar parte de una misma experiencia sonora, de un concepto. Sin embargo, “Question”

es quizás la canción con la historia más relevante del álbum, ya que la misma captó la atención Kendrick Lamar, quien decidió usar dicha canción como sample para To Pimp a Butterfly, cuyo álbum ganó los GRAMMY y llevó por nombre Untitled 06 | 06.30.2014.”. Por otro lado, la versión completa de esta canción, se encuentra como uno de los tracks principales de The Midnight Hour.

 

El orden de las canciones no muestra mayor relevancia, al menos no de forma aparente. Sin embargo, es preciso destacar lo siguiente: los matices de aquellas canciones en las que hay acompañamiento vocal, logran diversificarse en sonidos que oscilan entre distintas intenciones, especialmente después de ser interrumpidas –o enlazadas- por alguna pieza instrumental, sean breves o extensas. Un claro ejemplo de ello sería cómo cambia el ánimo del álbum entre “So Amazing” y “Do It Together”, teniendo en cuenta que “Gate 54”, una pieza absolutamente instrumental, da antesala al evidente cambio de mood en el desarrollo del sonido.

 

Este juego de ánimos es lo que permite mantener, pese a todo el relajo que pueda expresar el álbum, una tensión que, sin duda alguna, dejará al consumidor queriendo mucho más tras sonar la última percusión, en el último segundo, lo cual parece dejar, finalmente, un desenlace abierto en toda esta ilación de sonidos que ésta maestral realización.