Moda, música, fotografía y cuerpo: El mundo asimétrico y heterogéneo de Wolfgang 95
La fotografía y la música hacen usos del tiempo completamente diferentes. El ensamblaje de un atuendo es paso por paso, y su resultado es una imagen con cierta constancia o fija en el tiempo – en una fotografía – excepto si observamos a los finos atuendos perderse en la noche y llegar al día siguiente con la cara partida: pocos permanecen carentes de daño o son despojados con la misma temporalidad en que fueron colocados sobre el cuerpo. Como la música, que cambia de un estado a otro, aún si evoca una sola sensación.
Junto al fotógrafo Esteban Astudillo ha publicado un discreto catálogo de sus creaciones, haciendo éste de “pintor” y proveyendo aquél el lienzo. Ya se han hecho cierta fama, apareciendo en medios dedicados a la cosa under, indie y DIY como RARO Magazine.
Finalmente, los crudos escenarios suburbanos, las posturas con dejo y laxitud (las miradas que se devuelven con amistosa indiferencia, irreverente tranquilidad o ensimismada distracción) subvierten la idea de la pasarela al tiempo en que la evocan: la belleza se revela magnífica y soberana, como siempre, pero indiferente de sí misma. Una autenticidad surge los modelos que reconocen la artificialidad de la situación fotográfica, mostrándose vivos, dueños de sí, libérrimos y low key a gusto con ser mirados. Nada es inmaculado, sólo vemos un paisaje posmoderno donde todo lo que existe en el mundo convive, poblado por los animalitos de esta época. High fashion reciclable con desdén adolescente. Un día entre somnoliento y caluroso en el tercer mundo.
El playlist de Wolfgang 95 es una especie de Original Soundtrack para sus prendas y fotografías. Una alusión al universo de estas piezas, cuerpos e identidades en idioma musical, que les permite escapar del contexto venezolano para encarnar otros imaginarios: encontramos la trashy queenlyness de Crystal Castles, Princess Nokia y Lana del Rey junto a la ultraviolencia de Nicolas Jaar, Superhéroes y ese track de Trent Reznor & Atticus Ross. A la tristeza sensual de FKA Twigs y James Blake con la indolente cadencia nocturna de Grimes y Massive Attack. La cereza en la punta es una pequeña advertencia en la contestadora, de parte de la mamá de Frank Ocean: recuerda que la weed te convertirá en alguien estúpido, perezoso y despreocupado.
Article by: Dmitri Gronlund