Byrell the Great en The 8 Playlist: De lo subordinado a lo soberano
El ballroom no es que está de vuelta, más bien nunca se fue. El tremendo hype que las políticas identitarias han alcanzado en la década de 2010-20 ha propiciado una apertura y curiosidad hacia los nichos culturales queer, gays y lésbicos que estuvieron confinados a un nivel de subcultura durante los últimos cuarenta años.
La situación ahora está (casi) invertida, mientras que la descendencia híbrida del triángulo amoroso Nueva York-Chicago-Washington – juntando la estética cunty y ghetto fabulous con el sensual movimiento de caderas del jacking – alcanza los máximos niveles de visibilidad y reconocimiento: cabalgando sobre toda una estampida de beats para desgarrarse los músculos del culito y adornada con joyas mediáticas como Pose, hiper-estilizando la realidad que Paris Is Burning retratara cándidamente, mucho antes de convertirse en una referencia par excellance de todo el movimiento.
Antes de que las estrellas y el sistema solar se alinearan (¿o alienaran?) con el Planeta Cunty y todo el mundo comenzará a mostrar signos inequívocos del sarpullido de la nostalgia de 33 años, hablando del ballroom como si fuera la cosa más novedosa y fresca en impactar la cultura pop, ya Byrell The Great fue, vino y dio la vuelta unas cuantas veces. Cuando le preguntamos sobre el reciente ascenso a la notoriedad que el género ha venido experimentando, nos comenta distraído:
¡Claro que el ballroom ha estado influenciando a la música de discotecas durante los últimos diez años, pero esta tendencia se ha fortalecido muchísimo durante los últimos cinco! Para mí está muy bien que nuestra música tenga tanto poder como para inspirar aún más música desde Nueva York a Japón, Australia y lugares donde ser gay o trans todavía no es aceptado. Sin embargo, en esto de elevarse hasta ser una “gran cosota” en la música, muchos intentar vincularse a ello… o dicen que están haciendo “música vogue”, lo que satura el medio y lo que los productores (como un todo) podemos ofrecer.
Sí, los beats del vogue son lo que nosotros, como productores de ballroom, hacemos la mayoría del tiempo… porque el performance es la categoría más importante de la escena. Esto significa que diferentes beats son solicitados y se espera que se publiquen más rápidamente, pero hace todo más difícil cuando un productor de ballroom de verdad quiere publicar, digamos, un ritmo de pasarela o un face beat*. Hay tantas producciones de ballroom falso que ahora la gente prefiere escuchar aquello y se olvidan de que hay mucho más en la música ballroom, no sólo beats para vogue. Sin embargo, me imagino que los productores de ballroom obtendrán un mayor reconocimiento en los próximos años.
“Creciendo, la música tuvo un lugar muy importante en cada aspecto de mi vida. Cuando tenía 9 o 10 años, solía fingir que era el anfitrión o DJ de mi propio show de radio, hablando sobre nueva música.”
“Incluso entrevisté a algunos de mis familiares pidiéndoles sus opiniones. Ahora que lo recuerdo quiero que me trague la tierra ¡Era tan cursi! Pero da muestras de lo interesante que era la música para mí. Ya a los 14 comencé a tocar música. Practicando en mezclas, en lo que era absolutamente terrible hasta los 17. Por entonces, ya había alcanzado un muy buen nivel y comencé a mezclar música para mi compañía de baile de secundaria – la compañía de danza Byrell Forrest – de la que fui el líder cuando pensaba que podía ser una versión joven de Alvin Ailey (pego un grito de espanto ante mis payasadas de antaño).
Mi pasión por la música me llevó a aventurarme en distintos ámbitos del baile, como el ballet, la danza africana… incluso tap. Tuve una fijación con la música dance por años, hasta que llegó el momento de ganar dinero de verdad – o eso pensaba yo al momento -. A los 20, estaba mezclando para todos los grupos de baile underground y algunos participantes del ballroom en NYC. A través de eso conocí a mi mamá en el ballroom, Courtney Balenciaga, quien me permitió ser el DJ de mi primer baile y así mi historia en el ballroom se expandió hasta donde está ahora.”
Podríamos decir que sus canciones han mantenido cierta integridad y correspondencia con su lugar y contexto de origen, transmitiendo la atmósfera heterogénea de la escena del ballroom de NYC, en donde se juntan la máxima finura y las prendas de diseñador improvisadas, que hallan su reflejo en las pistas de sintetizadores minimalistas con samples recortados de películas, beats de pasarela y metrajes encontrados en los que alguna diva le saca los trapitos al aire a una desafortunada víctima. Byrell the Great nos explica su relación con la ciudad con un paisaje:
“Soy un neoyorquino de verdad; el tren es mi medio de transporte número uno. Uber sería el siguiente si voy a tocar lejos y es tarde. Me da terror manejar un carro, así que seguiré así por un rato. En realidad ya no voy mucho a los clubs de Harlem, desde hace un rato. Siempre he sido quien soy y nunca he sentido vergüenza de ello, pero conforme he madurado me he rodeado de personas que piensan como yo, y no hay muchos espacios así en Harlem. Viajo a la parte baja de Manhattan o a Brooklyn con mucha frecuencia para fiestear, pero cuando sí me quedo a chillear en Harlem, generalmente estaré paseando por la avenida Lenox viendo caras conocidas, encontrándome y poniéndome al día con mi familia, mirando las vitrinas de Bakery NY o picando algo en “The Dirty Kitchen”.”
Tan bien establecido como se encuentra ahora, haciendo sets en vivo y como alguien que marca tendencia en su escena local, Byrell the Great parece estar muy entusiasmado respecto a la difusión de la cultura ball. Aunque esto suene fantástico, un movimiento de tales proporciones tendrá visibilidad en la medida del foco (y filtro) que proveen los medios y el ojo del público. En este orden de ideas, extiende su reconocimiento a otra estrella emergente, su amigx y célebre MC de galas Precious Ebony:
“… Precious Ebony, quien aparece en varias de mis pistas, debería ser más grande de lo que es. Las disqueras deberían estar tocando a su puerta. Estoy seguro de que ese día llegará pronto, porque ha estado trabajando como loc@ ¡La última vez que fuimos al estudio casi me hizo llorar! Fue así de poderoso ver cuánto ha crecido…”
Desde nuestra editorial esperamos que las cosas se pongan buenas y mejores para los nuevos talentos en la escena del ballroom. Y parece que es un buen momento para desearlo. Venimos oyendo rumores de que las Houses han estado fundando nuevas sucursales en el Reino Unido y Francia, y el mismo Byrell the Great ha estado observando a una nueva escena que está floreciendo justo al sur de la frontera de su país y cruzando el ecuador:
“… Sé de la escena Mexicana del ballroom, que fue creciendo lento pero seguro y tengo entendido que hay una escena en Brasil también. Mi amigo Polari, a quien conocí cuando fui a hacer de DJ en un evento de ballroom, es la Madre de la House of Apacolistick. Amo la forma en cómo educa no sólo a su casa sino a la totalidad de la escena, junto con otras figuras de la escena del ballroom mexicano.”
Por lo que quizás una nueva visita esté entre los planes para el futuro. Contemplando el estado actual de la cultura del ballroom, podemos vaticinar felizmente que el futuro no será chico ni chica, sino arrechamente (VE: increíblemente) fabuloso. En lo que respecta a nosotros los chicos, chicas y personas sexo-género-raras en WIDE (hablando laxamente, claro está), le rendimos nuestra total lealtad a la Diosa del Cunty y le enviamos nuestros saludos más cálidos, espigados y divinos a todas las houses a lo largo y ancho del mundo (inserte emoticones de corazoncito aquí)
Pero esto es The 8 Playlist ¿No? Échale una oreja a esta breve y sofisticada colección que Byrell the Great construyó para hacerte mover la cabeza y todo lo demás sabroso:
“Todas estas son mi estado de ánimo actual. Cada una de estas canción grita victoria, ganar billete, trabajar duro y, aún así, seguir siendo humilde mientras decimos “¡No me jodas!” Todas están atravesadas por una narrativa sobre la victoria de los menos privilegiados. Y yo me veo a mí mismo así, como alguien de origen humilde que está subiendo hacia lo alto. También tienen un ritmo que adoro. Cualquiera de estas en un buen par de cornetas te hará sacudir la cabeza.”