Ice Cream en The 8 Playlist: sus sonidos de vainilla con cianuro

Entramos en contacto con Ice Cream, el dúo canadiense de las vocales femeninas alternando entre la disidencia y alienación con atmósferas tétricas e intranquilas que inyectan sensaciones del rock al torrente sanguineo del synthpop.

 

Carlyn Bezic y Amanda Crist encarnan Ice Cream, que emergió de unas cuantas sesiones de jamming y su forma particular – entre el collage y el contrapunto – de colaborar, que fueron cultivadas orgánicamente – como aguacates para un avocado toast – y plasmadas en su Love, Ice Cream de 2016 bajo el sello Bad Actors Inc., un álbum con una deliciosa fragancia a sudor, noches largas y embriaguez a media luz.

 

Desde entonces las muchachas han venido soltando poco a poco una serie de pistas en Soundcloud, que nos tomaron por sorpresa y nos enviciaron de su sonido lo-fi de grano grueso (como fotografías en ISO 800) que nos recuerdan al new wave y el electroclash. Fue muy satisfactorio descubrir a una banda dando pala y pico a estos géneros que poco a poco han venido menguando en notoriedad, lo que para nosotros se sintió como ese je ne sais quoi que ha hecho falta en la música de los últimos años.

Ice Cream en The 8 Playlist: sus sonidos de vainilla con cianuro

 

Sus influencias abarcan un amplio paréntesis tendido entre el pop y la música experimental. Mientras que a Carlyn le encantan Brian Eno, Liars y The Contortions a Amanda siente especial debilidad por Whirlwind Heat, T Rex y Fleetwood Mac. No wave y noise rock enlazados con el ethos del punk y el indie rock, atravesados a su vez por la calidez de las leyendas del rock psicodélico y el glam. Formas y tonos que se sienten con facilidad en su debut, pistas de agradable consistencia extraída de una combinación sorprendentemente sencilla de ingredientes. Una maquinita de percusión digital Boss, un Moog Rogue, un MicroKorg, una Gibson SG y un bajo Fender Jaguar acompañados por unos pocos pedales.

 

En lo que respecta a interpretar sus canciones, ya se han hecho fama de intercambiar roles de acuerdo a cada una. Alternándose como vocalistas o percusionistas con Amanda en los sintetizadores mientras que Carlyn echa mano a la guitarra (y bajo), con una química sorprendente conforme sus voces se solapan o se turnan el papel protagonista. Este ir y venir, tomando diferentes instrumentos y funciones en la interpretación también se ha extendido a su manera de componer. Conforme Carlyn ha venido incursionando en los teclados para salir de la zona de confort de las cuentas.
Combinar elementos del rocanrol con los de la electrónica parece un paso bastante intuitivo – tal vez obvio – en la evolución musical, pero también parece difícil de llevar a cabo en su medida exacta, algo en lo que las chicas son un caso excepcional. Tal vez se trata de un mecanismo de defensa de la mente colectiva del dance-punk, el electroclash, el new/no wave y otros géneros ‘periféricos’ para mantenerse fuera del mainstream y conservar la pureza y delicado balance entre elementos que les otorgan su exquisito sabor; un gusto que resulta muy bienvenido en una época signada por la filosofía de producción del EDM.

 

 

Al escuchar las últimas pistas de Ice Cream nos preguntamos si acaso sus publicaciones más recientes en Soundcloud eran un intento por mantenerse vigentes. Y resulta que mássomeno:

 

“Carlyn: ¡Ya quisiéramos que fuera una estrategia de márketing! Ya tenemos un (nuevo) álbum completo, pero sin fecha de lanzamiento por varias razones.”

 

“Amanda: La mayoría de los artistas esperan más tiempo del que quieren para lanzar algo, para que coincida con una agenda de prensa ideal. Es bastante frecuente que uno ya esté medio desencantado del álbum para el tiempo en que se lo publica… que es deprimente. Pero es un pequeño sacrificio para lograr que la gente escuche tu trabajo.”

 

Ice Cream en The 8 Playlist: sus sonidos de vainilla con cianuro
Ice Cream en The 8 Playlist: sus sonidos de vainilla con cianuro

 

Así que tendremos que ser pacientes (pero al menos, con cierto optimismo) respecto a sus álbums venideros. Por lo pronto, estamos más que felices de distraernos con sus canciones más recientes:

 

¿A quiénes intentaban llamar en ‘Dial Tone’? ¿Está conectada con ‘My mind but me’, de algún modo?

 

“En realidad alguien estaba tratando de ponerse en contacto con nosotras. Está conectada con MMBM en el sentido de que, en ambas canciones, somos mujeres inalcanzables, imposibles de conocer, cerradas para el mundo.”

 

¿Es acaso el carácter ensimismado de los artistas? ¿La distancia que la mirada de una mujer puede extender o contraer infinitamente? ¿O la voluntad indomable de los pensadores independientes? Estos temas no son nada extraños para la banda, cuyo lirismo no ha pasado desapercibido, pues reverbera en temas como la feminidad, la imagen, la fantasía, el deseo y el performance. Un bonito esqueleto conceptual para su alta costura musical.

 

A su usual laconismo, han compuesto un playlist que combina perfecto con el imaginario y el hilo conceptual que hemos descubierto en su trabajo. 8 canciones para la noche, para los suspiros de todas las emociones, para la beligerancia y un serio abandono de toda seriedad ¡Qué la disfrutes!

 

8 canciones “sin ningún tema en particular”: