VFRO

Hemos hablado de esto ¿No? La escena musical venezolana es una escena apenas. No como que no está, sino que está igualita a los venezolanos que la forman, con “una mano alante y una atrás”, quizás el corazoncito tramitando alguna nostalgia o desarraigo, migrando hacia otros mercados o países.

 

Por fortuna, aún pululan por ahí los artistas. Sin hacer demasiada bulla, dando toques o sets en subterráneos colectivos de gente cool. Vfro se nos pinta así, reinterpretando el ‘raptor house’ y aquél electro local y universal – entre el trap, grime, reggaetón, baile funk, dancehall y pare usted de contar – que ha venido desparramándose por latinoamérica durante esta década y buena parte de la otra.

 

Aroldo Contreras, un chamo de Puerto Cabello – ahorita viviendo en Valencia – empezó como DJ y por ahí agarró, haciendo sets con Subdata aquí y allá. Un productor in the box, circunventa la dificultad de comprar perolitos en la patria con lo que es probablemente un Live, samples de tambores, salsa y el eventual chiste interno de la electrónica: el cowbell o el kick de un 808, vocales troceadas que tartamudean y algún found footage sobre esperar trasnochado en un aeropuerto a que llegue el vuelo.

 

Como son las cosas acá – un pañuelo, en escala pequeña pero calurosa – no tardó en establecer contacto con personajes de trayectoria, como Sunsplash, Drama Theme, Pocz, Pacheko y la lista sigue. De su trabajo junto a lo que fuera NTSFRSH (Flybvck, Diamantero y otros cuya pista cuesta seguir) se hace un lugar en Cocobass, una netlabel que se ha establecido como un lugar para la colaboración entre artistas latinoamericanos, en especial entre México y Venezuela.

Son el collab y el collage las dos palabras que mejor nos describen las andanzas musicales de Vfro, quien no ha perdido una oportunidad para aportar su talento al bullente ámbito de la música hip latinoamericana.

Con un oído al suelo (y al micrófono telescópico del internet) se ha interesado por géneros como el baile funk y caribbean bass que destacan en su EP Mercurial. Antes de aquello lo vemos colaborando en sonados tracks con Deborah Blues y Alissa Maria, el último de la mano de Le Ronca Records, de Ciudad de México. Hace apenas un par de meses lo vemos sacar Tormentas junto a Cohoba y Acetoh, por lo que esperamos que continúe siendo prolífico y esparciendo redes por américa latina.

 

Aunque la electrónica caiga, muchas veces, en un lugar tibio de los discursos sobre cultura y  política, Vfro no ha colocado algunos enunciados estratégicos que si bien no llevan lo crítico al frente nos dan cuenta de que su trabajo implica una reflexión sobre temas algo más profundos. Sabemos que su paleta sonora es un rescate de elementos cotidianos y tradicionales de la música caribeña, como se manifiesta en “Oye Vi”. En lo que respecta al dominio audiovisual, su video para “YELA YELA YELA”  – por allá en 2014 – se dirigía a el reconocimiento de lo sexual en los seres humanos, sin por ello dejar de echar carro con que todos estamos obsesionados por el tema en cuestión, echando leche sobre algún torso aquí y allá, besando masilla, yuxtaponiendo pechos masculinos sobre femeninos.