WIDE Recomienda: #0020

 

Intensas vibras de hip-hop, pop extra suave para un fin de semana cachondo y canciones para los amores tibios: en esta edición de WIDE Recomienda te traemos lo que acapara los bombos y platillos del mainstream, el indie pop más socarronamente taciturno y un par de nuevos comienzos para saciar tu hambre insaciable de consumidor musical ¡Sintoniza nuestras gemas cuidadosamente selectas para estar realmente en la onda en este momento particular de nuestra efímera existencia en el universo!

1. Yuno – Fall in Love

Si estás teniendo problemas con tu bae, Yuno es tu mejor opción para esos textos a media noche ligeramente ebrios y tristones con links de Youtube, en una canción sobre la añoranza inconsolable que pega cuando nos distanciamos de nuestros otros significativos. Una pista minimalista con arpegios desafinados que atraviesas una capa gruesa de reverb para alcanzarnos y delicadas pulsaciones y trasteos de guitarra pasadas por un low pass filter, en la que los únicos tonos altos vienen de la voz dulzona y casi susurrante del vocalista. Una canción para reconciliarse y darse unos buenos besos.

 

2. Xzavier Stone – You

Hace unos 20 días Xzavier Stone – el protegido de Fractal Fantasy – publicó THIRST, un trabajo que de verdad – de verdaíta – se sumerge en las vibras del hip-hop de inicios de los 2000s, con un poco de las trilladísimas trompetas digitales y beats como para practicar the flava mirándose al espejo. ‘You’ funciona como una buena carta de presentación a este álbum, evocando la sensación de pensar en nuestr@s shawtie mientras disfrutas al manejar una SUV gigante, con la huella de carbono de una SUV normal en llamas.

 

3. brakence – effort

“98% de mi flow es robado, porque los mejores artistas son los que se dan cuenta” – es así como brakence le dice “¡Hola!” al internet. “Effort” es una pista en la que muta hacia una estética hip-hop más simple: un ritmo sencillo superpuesto con una melodía desafinada y una retahila donde reflexiona si quejarse o apañarse. Toda una sorpresa viniendo de un artista que ya es bastante complejo de por sí, que nos ha tentado a compararle con James Blake, King Krule o incluso Dorian Concept (si intercambiamos el uso intensivo del microkorg por el uso intensivo de la voz). Ahora resulta que siempre ha sido Drake. ¡Qué los dioses lo protejan de los tatuajes ridículos!

 

4. Travis Scott – Stop Trying To be God

Confía en el Santo Anthony Fantano, pues sí parece que Travis Scott recuperó su mojo, ¡y vaya que a gran escala! Astroworld se nos presenta como una producción de lo más barroca, con el artista principal en un rol de director abarrotando cada pista con una cantidad alarmante de colaboradores talentosos. En esta en particular un trap bastante chill choca con una orquesta de cámara y un piano eléctrico gomoso que ascienden a los cielos junto a la voz satinada de James Blake y una armónica jocosa que suponemos es la manifestación musical del maravilloso Stevie Wonder. La letra nos impacta como una advertencia sobre la terrible epidemia de mesianismo que aflige a un buen número de estrellas pop (incluyendo a Kanye): las cosas tornan un tanto miserables tras una temporada en el cielo de los pudientes, es mejor quedarse junto a los tuyos.

Escucha las recomendaciones de la edición anterior (0019) aquí

5. Murlo & S-Type – Make Believe

DJ Murlo – el extraordinario beatmaker aficionado a los sintetizadores – se junta con el productor de Glasgow S-Type en una colaboración publicada bajo el recién nacido Coil Records. “Make Believe” es una muestra de lo que nos ofrece la nueva disquera, que se ciñe a un estilo claro y reconocible: sonidos como de juguete que se alternan con texturas armónicamente complejas encima de ritmos sustanciosos con un aire al house de inicios de los 2000 y samples que suenan a falsete a punta de pitch bend. Coil Records encarna el espíritu de la época en producción musical con un sonido completamente formado desde su nacimiento.

 

6. Litany – Call of Me

Después de una ausencia de un año el dúo de synthpop de Yorkshire regresa con su típica línea de producción, irremediablemente fresca y definitivamente pop. Beth Cornell provee una voz que ocupa todo el centro de la mezcla magistralmente compuesta por Jack Nicolaides, que va de un lado a otro con una línea de bajo espesa siguiendo a un beat de percusión siseante y acordes de synclavier. La canción nos invita a un apartamento elegante a andar en pocos trapos para luego sumergirse en una piscina de low pass filter y reverb, donde el tiempo se detiene sólo un momento antes de ir por una copa de vino moviendo la cuerpa.